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Amartya Sen y el Acta de Celendín

Publicado: 2014-10-28


El 25 de Octubre último diversas organizaciones sociales han firmado en Celendín un documento que podríamos llamar el Acta de Celendín y que merece un debate nacional de todos los actores políticos, empresariales y de la sociedad civil, pues evidencia una profunda preocupación y crítica a nuestro modelo actual de desarrollo, así como a la respuesta del Estado a las demandas de las poblaciones.

Es cierto que el documento contiene algunos puntos muy discutibles, como el rechazo tajante a la realización de nuevos proyectos extractivos y energéticos (hidroeléctricas). De hecho, las demandas de diversas comunidades campesinas e incluso nativas amazónicas, en varios puntos del país, no se enmarcan necesariamente en esa línea. Pero la postura es entendible en el contexto de un crecimiento desordenado de los proyectos extractivos al mismo tiempo que subsiste una institucionalidad sin la autonomía, nivel técnico ni recursos para fiscalizarlos. El propio Banco Mundial (BM) criticó esta debilidad en un informe presentado al país en el 2004 y, en vista de los conflictos sociales surgidos con posterioridad a dicho informe, así como de los casos más emblemáticos de contaminación ambiental y perjuicio a la salud humana causados por empresas como Xstrata en Espinar, Caudalosa en Huancavelica, Pluspetrol en Loreto, Volcan-Quenuales-Casapalca-Nyrstar en el río Rimac, y un largo etcétera, se evidencia que lo observado por el BM persiste aun hoy.

El Acta de Celendín

Transcribo un párrafo del acta que de alguna manera sintetiza el espíritu de su propuesta:

“Nos reafirmamos en nuestra identidad y derechos como pueblos originarios, como comunidades campesinas, rondas campesinas, urbanas y pueblos quechuas, aymaras y amazónicos, con el derecho a la autonomía y jurisdicción propia, y con derecho a determinar nuestra forma de vida mediante el derecho consuetudinario y buen vivir”

El nobel de economía Amartya Sen(*), ha hecho una contribución fundamental respecto de las consecuencias socio-económicas del capitalismo global y la necesidad de buscar un nuevo enfoque en nuestra concepción del desarrollo sostenible. Sen resalta la importancia de “nuestra libertad de elegir la manera en que no vemos a nosotros mismos” ante las simplificaciones culturales a las que son sometidas la sociedades por parte de los grandes decisores de políticas que operan en los países desarrollados, posturas que suelen ser calcadas por muchos gobiernos nacionales de todo el mundo. En ese sentido, Sen denuncia que “nos encontramos ante una notable violación del derecho humano de verse a sí mismo a través de sus propios ojos”. En un plano más concreto, tanto las políticas que descuidan el reconocimiento de la agricultura familiar y las estrategias ancestrales de asociatividad, o el especial vínculo con el agua que es parte de la vida diaria de las comunidades nativas, caen precisamente en la restricción de esta libertad que Sen reclama.

Pero su propuesta va más allá pues busca ampliar el concepto de desarrollo sostenible, como él mismo explica, que ha sido propuesto por el también nobel de economía Robert Solow. Para Solow la sostenibilidad es dejar a la siguiente generación lo que sea necesario para alcanzar un nivel de vida por lo menos tan bueno como el nuestro y que les permita igualmente proveer a la generación siguiente. Sobre ello Sen considera que: “Sostener condiciones y nivel de vida no es igual a sostener la libertad de las personas para que tengan –o salvaguarden- aquello que valoran o a lo que dan justificada importancia”

Lo que demanda Sen es, en buena cuenta, lo que está precisamente en el espíritu del Acta de Celendín, es decir, generar las condiciones para que las personas se desarrollen en base a sus costumbres y creencias, en base a la forma como se identifican a sí mismas y como ven el mundo.

Solo se podría agregar que, al menos en el Perú y contra lo que se suele pensar, respetar esas formas tradicionales de vida es de la mayor importancia económica y social para toda la población pues suelen estar asociadas al cuidado de ecosistemas amazónicos y de alta montaña, esenciales en el ciclo hídrico y la regulación del clima.

Cuando el Estado reprime las protestas de las poblaciones que sienten que sus formas de vida y salud son amenazadas, se demuestra un absoluto desconocimiento de la realidad del país, cuando no la existencia de poderosas redes de corrupción que buscan beneficiarse de la realización de determinados proyectos. La experiencia internacional de esto último, no solo se encuentra en países en vías de desarrollo con instituciones débiles o bajo regímenes autoritarios como Colombia o Indonesia, sino en el país más desarrollado del mundo. Podemos verlo en desarrollo del shale gas en Estados Unidos.

El Acta de Celendín esta llamada a ser un hito en la historia política del país y un ejemplo para la región sudamericana.

(*) "Primero la Gente", Amartya Sen y Bernardo Kliksberg, 2007, Ediciones Deusto


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